Esta es la primera vez que me doy el tiempo y me atrevo a escribir. Han pasado 5 meses y 12 días desde que tomé la decisión de terminar mi relación.
Ha pasado tanto desde ese entonces, hay tanto que podría escribir, que siento que las palabras se me van a desbordar de la cabeza. Hay tantas emociones escondidas, guardadas, que no he querido ver en profundidad, por miedo, por querer estar bien, por querer seguir siendo un ser humano funcional y no hundirme en ese mar de emociones que me revuelve la cabeza.
Es difícil saber por donde partir, tengo miedo.
Te echo de menos javi. No hay día que no me acuerde de ti, A veces me acuerdo de tu rostro, otras veces de tu voz, otras veces de tu energía y de lo que me transmitías, otras de tu calor cuando me abrazabas. Me acuerdo de tu alma.
Me sentía convencido de mi decisión, pero creo que solo era una excusa para no sentir, era mi escudo para evitar el dolor del duelo. Este duelo lo sigo viviendo a día de hoy. Ha sido raro, no lo puedo digerir del todo todavía, no puedo entender que se haya acabado, por más absurdo que suene, porque yo lo acabé. La verdad, no sé qué hice.
Recuerdo sentirme disconforme, sentirme abrumado a veces, un poco chato también. Pero no sé si el camino que tomé me está llevando a mejor puerto. Es claro que mi vida tomó otro rumbo, otra dinámica. Hay más silencio, fluye menos vida, en el exterior encuentro más paz, pero en mi interior estoy viviendo una tormenta que lleva 5 meses y 12 días sin cesar.
Ha sido duro, porque eres mi amor y te dejé ir. Ahora me doy cuenta de lo feliz que me hacías, de que la vida que estábamos construyendo era algo que llenaba mi corazón y mi alma. Que solo necesitaba alinear mi mente con el resto de mi ser, pero no lo vi y ahora me arrepiento.
Es pena, es frustración, es ceguera, es nostalgia, es amor y ahora lo veo.
Me pediste que esto valga la pena, pero la verdad no sé si voy a poder cumplir tu petición, porque no sé si esto ha valido la pena. Perdón.
Me siento tonto. Así como en su momento deseaba poder ver una vez más a la Sansa o a la Ayra para decirles cuánto las amo, deseo lo mismo contigo. Solo una vez más.
No quiero que seas mi pasado, quiero que estés aquí, ahora, en este momento, en la eternidad.
Todo esto que escribo no tiene un sentido ni un propósito, es solo mi corazón escribiendo en el momento, sin pensar, solo sintiendo cada palabra.
Gracias por todo, te amo.